Fantasmas en Parque Fundadora en Monterrey

Sin lugar a dudas, las instalaciones del Parque Fundidora son actualmente una buena opción para convivir en familia, realizar deporte e impregnarse del arte y de la cultura contemporánea internacional.

Sin embargo, en algunas de sus viejas construcciones se han registrado presuntamente fenómenos paranormales debido a las tragedias laborales que ocurrieron ahí hace algunas décadas. Lo que para algunas personas son simples mitos, para otros, como los trabajadores del parque, son una realidad.

Durante 86 años, el silbato de la Fundidora Monterrey marcó el ritmo de vida de sus trabajadores y sus familias. Hoy en día, sólo pueden contemplarse de ella los hornos apagados convertidos en museos y restaurantes, solitarios talleres y oficinas restauradas que ahora son testigos del renovado ambiente del Parque Fundidora, un parque que nació con el propósito de actualizar una zona industrial para convertirla en un lugar dedicado al fomento de la convivencia.

El parque Fundidora es un lugar de continua evolución y que ofrece a los visitantes espacios para el descanso, el deporte, el entretenimiento, la actividad física, el arte y la cultura.

Fundada a principios del año 1900, esta industria dejó de abastecer sus servicios de fundición en 1986, convirtiéndose después en una de las áreas recreativas más conocidas y visitadas por las familias regiomontanas y turistas de la cuidad.

En la actualidad cuenta con una sala de cine de arte mejor conocida como la cineteca de Nuevo León, una pinacoteca con dos salas de exposiciones y un teatro con capacidad para 350 personas.

Dentro de las instalaciones se construyeron una serie de andadores y calles para facilitar el recorrido a los visitantes creando espacios de distribución peatonal, de recreo y descanso que permiten uniones de calles, dejando atrás lo que un día fue una fabrica.

 

Todas estas atracciones que en el día están repletas de visitantes y trabajadores del parque, de noche se convierten en lugares obscuros y escalofriantes para los guardas y veladores que ahí laboran. Uno de ellos comparte sus anécdotas para este reportaje.

Aparentemente no todo son mitos, en varios de los videos captados por las cámaras de seguridad del parque se escuchan unas presuntas voces, que dan la idea de unos cantos misteriosos que dan miedo, menciona Julián Benavides, uno de los guardas de seguridad del parque.

Señala que estos fenómenos podrían generarse debido a que en ese lugar ocurrieron un sinnúmero de tragedias y accidentes laborales cuando la fundidora se encontraba aún en operación.

El Parque Fundidora ofrece relatos de todo tipo por parte de sus trabajadores, especialmente los vigilantes nocturnos, donde los ex trabajadores y niños son los protagonistas.

No por nada los guardias y personal operativo del parque los llaman “inquilinos” debido a que ya están familiarizados con sus constantes apariciones.

Niños que rondan por los pasillos de la Escuela “Adolfo Prieto”, mineros que caminan por la Nave Lewis son sólo algunos de los casos.

Alberto Casillas, quien es uno de los encargados del Archivo Histórico de Parque Fundidora, platicó el inicio de las leyendas que existen en torno al parque.

“En Fundidora había muchos accidentes por todas partes, la mayoría no se registraron y esto da pie a las leyendas”, refiere Casillas.

Las múltiples muertes accidentales que sufrían los trabajadores avivan las leyendas de los mineros que se aparecen. Los accidentes de niños que rondaban sin permiso por las peligrosas instalaciones, la pandemia de fiebre de 1918 que azotó a Monterrey produjo la muerte de muchos infantes, incluidos los que vivían en la colonia Fierro que estaba dentro de la fundidora, además de otros incidentes.

Juan Velázquez, encargado de vigilar la Nave Lewis desde hace ocho años, reconoce que ahí pasan cosas raras.

“Aquí en la madrugada se escucha de todo, pero yo con el tiempo me he acostumbrado a los sonidos de los seres que rondan por ahí”, dijo.

Por estas razones hay vigilantes compañeros de Juan, quienes piden no trabajar en el turno de noche en esta nave.

“Estaba cenando, eran como las 11:00 de la noche, y cuando volteo hacia la puerta de emergencia vi a lo lejos a una niña con un vestido blanco y antiguo. Cuando fui a acercarme no había nadie, pero se sentía muy fría la zona”, comenta.

Velázquez también asegura que las cámaras de seguridad tienen registro de la aparición de esa misma niña paseando por las instalaciones.

Se trataba de una niña, al igual que otros pequeños, que ha sabido que se aparecen por mención de sus compañeros laborales, presuntamente fueron hijos de algunos trabajadores y que murieron accidentalmente por estar jugando en las instalaciones no aptas para ellos, como las escaleras de los hornos y barandales.

Ya que se tuvo la oportunidad de dar un pequeño recorrido al parque en la obscuridad de la noche para saber si se podría presenciar alguna aparición o escuchar alguna voz o sonido fuera de lo normal, se puede afirmar que aunque no se observó algo inusual, en ciertas áreas de parque mencionadas por los trabajadores que se entrevistaron, se sintieron diferentes tipos de energías y espacios más fríos que otros que hacían sentir que no se estaba completamente solo.

“En la madrugada me tocó ver a dos ‘personas’ con vestimenta como de minero. Y en otra ocasión sentí las manos de ‘alguien’ en mi espalda, pero al voltear me di cuenta que no había nadie cerca”, cuenta algo nervioso.

Casillas también mencionó que entre los trabajadores del parque parece existir una especie de competencia sobre el relato más aterrador, pues cada uno lo relata como si fuera un suceso que ellos mismos presenciaron y lo cuentan con mucha seguridad.

Los constantes relatos ya forman parte de los atractivos del Parque Fundidora, pues los empleados de mayor tiempo ya guardan una relación incluso estrecha con los “inquilinos” pues ya toman estos ruidos y apariciones como algo usual y cotidiano en su trabajo.

Como visitante, cualquier persona tiene la libertad de creer lo que mejor le convenga ?acerca de las historias que se relatan dentro del parque, pues como bien dicen “hasta no ver, no creer”.

Pero lo que si se puede afirmar, es que ésto es algo que como comunidad y como individuos siempre llamará la atención y los dejará siempre con una porción de duda, ya sea muy grande o pequeña.

 

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