Noroi Caso Real de Fantasma Japones

 En 2004 Kobayashi realizó su último trabajo documental: The curse. Después de eso, el 12 de abril la casa de Kobayashi se incendió. Su esposa Keiko fue encontrada entre los escombros; sin embargo Kobayashi fue declarado desaparecido. Se desvaneció misteriosamente…”

 


 

Así es como empieza Noroi: The curse, de KôjiShiraishi, director japonés que ha incursionado en el género de terror creando películas de todos los estilos de esta categoría. Shiraishi nació en Fukuoka en el año de 1973. Su carrera comenzó como asistente de director para películas como: Mizu no naka no hachigatsu (Agosto en medio de la lluvia), de Gakuryū Ishii en 1995, y Waterboy de Shinobu Yaguchi en 2001.

 

Desde el principio el trabajo de Shiraishi se vio influenciado por directores como John Carpenter, Brian De Palma, Abbas Kiarostami y Sam Raimi. Partiendo de estos antecedentes él creó su propio estilo de cine, que se caracteriza primordialmente por combinar las cintas serie B con las clásicas historias te terror japonés y sus fantasmas surgidos de leyendas urbanas.

 

Entre las cintas más importantes del director se encuentran: Ju-rei: The Uncanny (2004), secuela de la famosa Ju-onmejor conocida en Latinoamérica como La maldición; y Carved (2007), cinta que narra la leyenda del fantasma de una mujer que aterroriza un pequeño poblado en busca de venganza luego de haber sido desfigurada en vida.

 

Sin embargo, la película con la que Shiraishi logró condensar el terror y su fascinación por el género no es otra que Noroi: The curse, filmada en 2005. Utilizando el formato de falso documental, empleado en cintas como El proyecto de la bruja de Blair, Noroi cuenta la historia de Masafumi Kobayashi, un hombre que se dedica a investigar acontecimientos paranormales.

 

Kobayashi es famoso por haber escrito libros acerca del tema y resuelto casos que van desde casa embrujadas hasta masacres familiares. Su técnica consiste en grabarlo todo para poder analizar detenidamente cada suceso sin que se le escape el menor detalle. Un día Kobayashi es llamado por una mujer que asegura escuchar llanto de bebés provenientes de la casa de su vecina. El periodista asiste de inmediato al llamado pensando que es un caso común como a los que está acostumbrado en su profesión.

 

Luego de realizar una ardua investigación, descubre que el asunto es mucho más problemático de lo que imaginaba puesto que éste comienza a ligarse de forma inexorable con otros sucesos de índole más compleja, que atrapan a Kobayashi en una telaraña de suspenso, intriga y situaciones que escapan de su comprensión y control.

 

Pese a ser considerada demasiado larga para pertenecer al clásico cine de terror, la película se desarrolla de forma fluida y amena. La fórmula de Shiraishi fue utilizar una serie de fragmentos inconexos durante la primera parte de la película consiguiendo con ello descontextualizar al público para introducirlo después lentamente a la trama en la que cada escena y cada detalle cobra importancia.

 

Tras su estreno las críticas hacia la película y el formato se polarizaron. Si bien la cinta cumplía perfectamente con los estándares de J-Horror, género de ficción aportado por los japoneses y caracterizado por el uso de fantasmas y terror psicológico, se creía que la trama era demasiado complicada y por ello resultaba difícil de seguir. Sin embargo el público la aceptó.

 

A diferencia de trabajos posteriores, como Carved (2007) o Grotesque (2009), en los que la historia parece forzada como pretexto para mostrar escenas de tipo gore, Shiraishi realizó en Noroi una secuencia con diversos hilos narrativos que se conjuntan en una idea principal, y que lentamente se asocian entre sí envolviendo al público en la trama de la historia y obligándolo a mantener la atención en la pantalla durante los 115 minutos que dura la cinta.

 

Como en todas las películas de J-Horror, los momentos en los que aparecerán las escenas de terror suelen ser predecibles. Sin embargo están tan bien trabajadas que superan las expectativas, y generan una verdadera impresión que te hace saltar en el asiento, o por lo menos mirar hacia atrás para garantizar que estás solo.

 

Otro punto a favor de la película es que a pesar de que se grabó a modo de falso documental, los movimientos de cámara no resultan fatigosos como en el caso de otras cintas que han empleado la misma técnica. Por el contrario, las escenas son fáciles de seguir y no recurren a las clásicas tomas desenfocadas diseñadas para estresar al público.

 

 

 

Aunque no todos los trabajos de Shiraishi pueden catalogarse como buenos, por lo menos Noroi entra en el rango de las películas de terror que es necesario ver por lo menos una vez en la vida.

 

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¿Qué sucedió con ella tras su detención? Luego de ser detenida, Claudia fue trasladada al penal de San José el Alto, en la capital de Querétaro, donde fue sentenciada a 30 años de prisión por el asesinato de sus hijos. Tras ser diagnosticada, fue trasladada al área psiquiátrica del reclusorio de Tepepan, en la Ciudad de México, el 10 de septiembre de 1991. Familiares de la mujer acusaron que el penal no tenía mantenimiento y que estaba en condiciones de abandono. Hoy, luego de 30 años, Claudia obtuvo su libertad, pero deberá ser sometida a pruebas clínicas que determinarán su estado de salud mental y establecer si podría enfrentar su libertad, la cual solo llegaría si un familiar se compromete a hacerse cargo de ella, pues estaría medicada de por vida. En tanto, el padre Ramón fue enviado a España por la Iglesia tras el asesinato y aunque la mujer señalaba que él le correspondía su amor, nunca habló al respecto y hasta la fecha, poco o nada se sabe sobre él. https://www.milenio.com/estados/quien-es-claudia-mijangos-la-hiena-de-queretaro
¿Qué sucedió con ella tras su detención? Luego de ser detenida, Claudia fue trasladada al penal de San José el Alto, en la capital de Querétaro, donde fue sentenciada a 30 años de prisión por el asesinato de sus hijos. Tras ser diagnosticada, fue trasladada al área psiquiátrica del reclusorio de Tepepan, en la Ciudad de México, el 10 de septiembre de 1991. Familiares de la mujer acusaron que el penal no tenía mantenimiento y que estaba en condiciones de abandono. Hoy, luego de 30 años, Claudia obtuvo su libertad, pero deberá ser sometida a pruebas clínicas que determinarán su estado de salud mental y establecer si podría enfrentar su libertad, la cual solo llegaría si un familiar se compromete a hacerse cargo de ella, pues estaría medicada de por vida. En tanto, el padre Ramón fue enviado a España por la Iglesia tras el asesinato y aunque la mujer señalaba que él le correspondía su amor, nunca habló al respecto y hasta la fecha, poco o nada se sabe sobre él. https://www.milenio.com/estados/quien-es-claudia-mijangos-la-hiena-de-queretaro

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